30 de agosto de 2014

#3 Viernes entre montañas


Sola en la oscuridad busco tu nombre
sintiendo el aire fresco que viaja desde lejos.
Con sabor a yerbabuena
recuerdo historias viejas que regocijan mi corazón
(¿Dónde está tu sueño de ser piloto?)

Entiendo que la vida sin leche sería como un cielo sin luna blanca
y yo sin mi pasado me perdería en el transitar de esta ciudad extraña
(bajo un cielo distinto cada día).




Escrito por:
Eunice Hernández
Susana Colin

5 de agosto de 2014

#2 Primer sábado en Manizales

Manizales de noche también es un mar de luces amarillas. Bueno, un mar pequeño comparado con la ciudad de México (pero mar al fin). No se trata del valle urbano al que estoy acostumbrada: el terreno es montañoso, las calles empinadas y el horizonte cercano. Acá no existen las estaciones (primavera, verano, otoño... eso es de países europeos nomás): puede estar soleado y al rato llueve. Recomiendan llevar siempre un sueter y una sombrilla en la bolsa. 

Me han dicho que en Manizales cuentas con la segunda mejor agua del mundo. Igual que en Bogotá, puedes beber del agua de la llave. Al ser una ciudad pequeña y montañosa, a las afueras cuenta con una gran cantidad de atractivos naturales. Este fin de semana fui con algunos compañeros mexicanos a un lugar llamado el "Recinto del pensamiento". Se trata de un parque ecológico donde en un recorrido por el bosque admiras la biodiversidad de la zona: plantas, orquídeas, mariposas, colibríes... Me pareció interesante, una forma de aprovechar los recursos con los que se cuenta (en este caso naturales) para atraer turismo. 


Los primeros días han sido difíciles. Encontrarse en una ciudad desconocida y distante, sin la seguridad que da la certeza de llegar a casa por la noche y encontrarse a la familia mirando la televisión, a mi hermana viendo videos coreanos, un "¿Cómo te fue?" o "No lavaste los trastes". La comida está constituida en un 50% por arroz; por la mañana, por la noche. Mi estómago lo ha resentido. He comenzado a extrañar las tortillas y el chile... Aquí al chile se le dice ají y puedes encontrarlo en algunos establecimientos de comida (claro, no se compara en nada con una buena salsa verde). Me parece increíble cómo algo tan variado gastronómica y culturalmente México , acá sea tan ajeno. 


Tristeza es: 

Una angustia en el pecho. Despertar tarareando una canción de lluvia y soledad. Es estar perdido en una casa que no es la tuya, entre las calles de una ciudad que no es la tuya. Mirar la luna medio llena, medio vacía y sentir frío en el corazón. 

Poco a poco, sin embargo, se van encontrando nuevas cálidas voces: mi primer sábado en Manizales :)