El cielo azul, los cerros verdes cercanos. Los taxis amarillos, los edificios de tabique naranja-café. El asfalto gris, las sonrisas de Aldo y Carolina doradas como el sol al atardecer en Bogotá. El primer día. Café, arepaehuevo, unos croisants hijoseputa chiquiticos y deliciosos. Una torta colombiana (tan distante de una mexicana) con agua aromática.
Momentos memorables, momentos pendientes. Hoy hace un año volaba por primera vez en avión... a Colombia, sin saber que a la vez volaba hacia mi interior.
Nos volveremos a encontrar, volveré a ti. Espérame con los ojos bien abiertos... tus bellos ojos de poeta. Querida Bogotá, no me olvides.