25 de agosto de 2017

An/zures

Vuelvo a la colonia Anzures después de un año. Qué relativo es el tiempo; parece que todo sigue igual y a la vez pequeños cambios revelan el paso de los meses. Un negocio que no estaba, balizamientos más desgastados, nuevos baches en el asfalto. Yo misma soy distinta a aquella que atravesaba Gutemberg en ecobici con su línea del deseo apuntando al hombre de los mapas. Irónico ¿he? El hombre de los mapas estaba más perdido que yo al terminar la universidad. Son finales de agosto y regreso con los mismos lentes pero con el cabello mucho más largo que en aquellos días. 

***

Trescientos sesenta y cinco días después puedo mirarlo todo como a través de un espejo. 


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Batajando recuerdos-Claribel Alegría

Barajando recuerdos
me encontré con el tuyo.
No dolía.
Lo saqué de su estuche,
sacudí sus raíces
en el viento,
lo puse a contraluz:
Era un cristal pulido
reflejando peces de colores,
una flor sin espinas
que no ardía.
Lo arrojé contra el muro
y sonó la sirena de mi alarma.
¿Quién apagó su lumbre?
¿Quién le quitó su filo
a mi recuerdo-lanza
que yo amaba?


* Gracias Mafer por la recomendación del poema/ Gracias Xóchitl por ser motivo para reencontrarme con la Anzures

19 de agosto de 2017

Entre el sábado y el domingo... hold on.

Me quedo en tu espalda clara; salvavidas en la oscuridad. Me quedo en tus ojos frescos de las diez pe eme, en las palabras que a cuentagotas caen en el adén del metro. Yendo hacia ningún lugar que valga la pena; las estaciones se suceden y como la arena de un reloj, el tiempo se agota entre mis manos. En qué parabus, en qué puesto de dulces nos volveremos a encontrar. Pronto serán las once de la noche, luego las doce, la una, las dos. Las calles vacías, soledad que se respira entre el sábado y el domingo, cuando tú no estás aquí.  Cuando yo no estoy ahí. Quién tejerá mis trenzas si no son mis manos.

Este mapa no me alcanza para ubicar el lugar donde estoy, quizá porque llevo por guía un par de ojos ajenos. O no. Son los míos pero distintos a los que tenía cuando me conociste. De un tiempo para acá todas las plantas de mi balcón fueron muriendo, y un pedacito de (mi) vida con ellas. Pero con cada despedida un encuentro, por eso estamos aquí, en un vagón del metro que avanza rápido por las entrañas de esta ciudad-monstuo. Hablamos de las hormigas que sobrevivieron al diluvio de ayer, de los grillos que a veces cantan en los rincones de la casa de mi abuela, de los piojos que abandonaron tu cabeza desde que cambiaste de shampoo. Quisiera detener el tiempo, un momento, para tomar tu mano y ponerla sobre mi pecho. Como no puedo, cierro los ojos para que no puedas entrar. ¿A dónde? A las entrañas de esta mujer-monstuo.

If love is the answer, you're home; hold on.
[...]
I need something... more.

 

Foto de "La Ciudad de México en el tiempo"