Me rescatas cada vez que me estoy ahogando. Nadas con paciencia en la tormenta que yo misma cree en un vaso de agua, me llevas a la orilla. Secas mi cuerpo, mi cabello, mis lágrimas y tiernamente me arropas. Yo te miro como entre sueños, apenas puedo hablar: Gracias. Gracias por sacarme el agua que pude haber tragado con un golpe en el abdomen, gracias por curar mis heridas con una canción, gracias por contrarrestar el frío de mi alma con tu cálido abrazo.
Porque pude haber muerto, pero no. Estás ahí, estoy ahí: para crecer juntas, las dos, como lo hemos hecho desde hace varios años.
Te quiero inmensamente Fani, con todo el kokoro :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Y qué dices tú?