2 de octubre de 2013

Colgada de tus dedos

Dónde... tus ojos perdidos en la tarde. Me duelen los pies de tanto caminar tras de ti. Y es que a veces tener piernas cortas es una desventaja. Me consuela pensar en tu piel blanca, en tus dedos transparentes, en los lunares que te salvan de ser perfecto (lo eres, no te preocupes, pero a tu manera).

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