31 de enero de 2014

Una ventana a tus ojos

Se ven pocas estrellas en la ciudad. Hay noches en que es inútil mirar arriba. Incluso cuando hace viento y no hay nubes, los puntitos en el cielo no se comparan con los que tú estás acostumbrado a ver. Acá siempre hay un avión que pasa, un perro que ladra; el lento fluir de los carros. No existe el silencio. Por eso tienes que concentrarte muy bien si quieres ver... las estrellas.


Entrecierra los ojos e imagina que no hay ninguna otra luz. Listo. ¿Ves cómo es cierto? Se puede soñar, se puede acariciar la piel del cielo aun desde el centro mismo de la artificialidad.

22 de enero de 2014

Veinte

De todos los cielos mi favorito es el despejado, el azul profundo, desnudo de nubes; ese que se te mete por los ojos y te inunda de claridad. Me gusta la ciudad así transparente, enmarcada por montañas, inundada de edificios, calles, muchachos saliendo de la secundaria, enamorados en el metro, señoras con la bolsa del mandado, perros echados al sol...

Qué bonito cumplir años un martes en marte. Una mañana tranquila, los dedos de los pies un poco fríos, un lento rumor citadino. Veinte. Tenía miedo, de mirar el presente tan frágil, de la certidumbre de que nada es para siempre... Mirar al Devenir de frente, congelado por una fracción de segundo. Tal vez ahora comprenda las palabras de Saramago,"La muerte viene antes que la vida, murió quien fuimos, nace quien somos, por eso no morimos de una vez".

Vendrán cosas nuevas, palabras, lugares, sueños... Olvidaré otras tantas, es inevitable. Muere una parte de mí: una lucha interminable por salvarme a mí misma, ¿es esto la vida?

La confianza de no estar sola en un martes en marte, mi cumpleaños, unas pocas estrellas en el cielo... ¿Cuántas risas, cuánta poesía cabe en un pastel de elote, en un plato de pozole, en los amigos que se encuentran en el camino?

Hoy, con todas las ganas del mundo quiero vivir. Sin miedo. Sin pensar en lo que no estoy haciendo, en lo que "debería haber vivido". Enero, una parte de mí ha renacido.

15 de enero de 2014

Más de ángeles que de demonios

Tú y yo en el atrio de esa iglesia, rodeados de ángeles. Es extraño, el dios ensangrentado que veneras inclinando la cabeza cuando pasas frente a él. Yo tras de ti, perdida en las imágenes oscuras, profundas, lejanas. Un dia me enseñaron todas esas oraciones que piensas en silencio... pero las olvidé.