De todos los cielos mi favorito es el despejado, el azul profundo, desnudo de nubes; ese que se te mete por los ojos y te inunda de claridad. Me gusta la ciudad así transparente, enmarcada por montañas, inundada de edificios, calles, muchachos saliendo de la secundaria, enamorados en el metro, señoras con la bolsa del mandado, perros echados al sol...
Qué bonito cumplir años un martes en marte. Una mañana tranquila, los dedos de los pies un poco fríos, un lento rumor citadino. Veinte. Tenía miedo, de mirar el presente tan frágil, de la certidumbre de que nada es para siempre... Mirar al Devenir de frente, congelado por una fracción de segundo. Tal vez ahora comprenda las palabras de Saramago,"La muerte viene antes que la vida, murió quien fuimos, nace quien somos, por eso no morimos de una vez".
Vendrán cosas nuevas, palabras, lugares, sueños... Olvidaré otras tantas, es inevitable. Muere una parte de mí: una lucha interminable por salvarme a mí misma, ¿es esto la vida?
La confianza de no estar sola en un martes en marte, mi cumpleaños, unas pocas estrellas en el cielo... ¿Cuántas risas, cuánta poesía cabe en un pastel de elote, en un plato de pozole, en los amigos que se encuentran en el camino?
Hoy, con todas las ganas del mundo quiero vivir. Sin miedo. Sin pensar en lo que no estoy haciendo, en lo que "debería haber vivido". Enero, una parte de mí ha renacido.