6 de noviembre de 2014

#5 Sin miedo a la lluvia

Amor, no cabes en estas pocas vacías palabras; tu piel, tu nariz al estornudar, el olor de tu sudor tras caminar a prisa en esta ciudad laberíntica. No cabes en la foto que tomé con mi "viejo" celular. No cabes en mis manos cubriéndote los ojos, en mi boca que pronuncia frases secas bajo la lluvia fría que moja nuestros cuerpos.

Cierro los ojos y lo sigo viendo, el cielo azul, rosa, naranja, morado. Un dolor profundo que se extiende por el cuerpo; un lento renacer. Me pregunto quién soy en medio de tanto cambio. ¿Qué te hace ser tú mismo? ¿El lugar, la comida, la gente que llevas en el recuerdo, tu pasado, las palabras, los sueños, la pequeña conciencia de ti mismo que mantienes en la mente? Y no comprenden, ser diferente a veces es difícil... 

En algún momento de nuestra vida nos enseñaron a tenerle miedo a la lluvia. A escondernos, a maldecirla, a asociarla al tráfico infinito y al caos citadino. Sólo a veces, con los pies y la ropa mojada, se descubre la belleza de caminar con gotitas de agua en los lentes. Un poco acompañada, un poco enamorada. Un poco triste: aún no te vas y ya te estoy extrañando. 

Tú y las flores que crecieron en el solar. Tú y el color verde de las cinco de la tarde. Tú y las arrugas de un rostro sonriente. Tú y una noche de rumba y aguardiente. Tú y el camino por delante, uno, dos, tres, cuatro, cinco viajes en carretera... el horizonte en tu piel, sueño, sueño a tu lado. Siempre, café en tus ojos. 

"Esta noche hay lluvia de recuerdos"



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