Llueve y parece que a la ciudad le da
nostalgia recordar que un día fue lago. Llueve y parece que no hay un
solo lugar vacío. Es de noche y todo se mira azul marino. Las luces se
opacan en unos ojos miopes con los lentes empañados.
.
El idílico sueño de tenerte junto a mí se desvanece: hielo en el sol, caramelo en tu boca, luna menguante. Espero sentada en el suelo. Mis pies mojados, tú no llegas. Estoy casi segura que no entendiste el mensaje. Y aun así espero: una espinita de esperanza que me mantiene aquí, en una estación perdida del metro. Tu mirada ingenua, tu sonrisa nerviosa, tus labios tranquilos. Pero no llegas, se hizo de noche... al parecer no pudiste (ni podrás jamás) decodificar mis palabras.
.
Carlos vive con la ilusión de comprarse una moto. Cada que pasamos por uno de esos aparadores brillantes él la busca... y cuando la encuentra sueña que atravieza la ciudad junto a ella. Yo lo miro divertida, pensando en mi interior que en días como estos le serviría mucho más una pequeña canoa que la moto de la que se ha enamorado...
.
Todo acabó donde inició: en primavera.
Ame este pequeño texto, escribes precioso.
ResponderEliminar