3 de marzo de 2016

Hojas cuadriculadas

No sé si te lo dije antes; siempre me gustó verte hacer ejercicios matemáticos. Tu cara seria, el ceño levemente fruncido, tus dedos sosteniendo un lápiz que baila entre los cuadritos de una hoja. Números y signos. Líneas y curvas. Cinco, nueve, tres. Raíz. A, B, C. En el eje Y me pierdo, en el eje X me encuentro.

De pronto paras. Colocas la mano en tu barbilla, te quedas mirando el papel... pensando... pensando... ¡Viene la idea!, vuelves al lápiz. Ahora el baile es desenfrenado, loco, feliz (la alegría de eliminar términos semejantes, de evitar resolver una integral par por sus propiedades geométricas). Terminas. No sabes si tuviste éxito, si fracasaste... ¿importa?

Te miro sin entender, mientras me pregunto por qué no en hojas blancas... ¿por qué prefieres bailar en hojas cuadriculadas?



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