26 de julio de 2017

Magdalena

Era casi seguro que hoy llovería. Solo con saber que es 22 de julio, día de María Magdalena. La verdad es que ese personaje me cae bien porque no fue la típica virgen virtuosa-toda-la-vida; conoció de todo y al final, aunque se deshizo en lágrimas, amó y fue amada. Mira qué chistoso, acabé tomando misa precisamente hoy.... se la debía.

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Existen, tras la lluvia, diversos tipos de charcos. Los pequeños poco profundos que uno puede pisar sin consecuencia alguna; los largos que se extienden en toda la banqueta y obligan al transeúnte a caminar sobre el arrollo. Hay charcos engañosos donde usualmente se ahogan decenas de zapatos. Pero los peores son aquellos que, aprovechando los desniveles del pavimento, conforman un complejo sistema de islas y lagunas que hay que atravesar con estrategia y equilibro. 

Una vez resguardados del agua, nos miramos a los ojos y nos echamos a reír. No sé por qué. Será que la travesía fue divertida y un poco fallida (se nos mojaron los zapatos y hasta los calcetines) o será que después de llover se respira un aire tranquilo y suave. Miro el mundo claramente y a lo lejos alcanzo a ver fuegos articifiales. Debe ser en la Magdalena Mixhuca, o algún otro pueblo loco que le reza a la santa. Qué importa; nos sentamos a verlos mientras el sábado avanza por la Alameda Central.

María Magdalena de Jicotlán, Oaxaca

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