Hace un par de semanas que comenzó el frío. El otoño es evidente mientras la ciudad recupera el ritmo y la alegría después del sismo. Yo sigo temiendo un temblor cada que estoy en el edificio que evacué a toda prisa aquél 19 de septiembre a las 13:14hrs, pero nada fuera de lo normal. A todos se nos acelera el corazón cuando escuchamos un sonido parecido a la alarma sísmica y vivimos pendientes de la ruta de escape.
Al menos no te enteraste de toda esta desgracia que fue septiembre en esta ciudad. Temblores, socavones, inundaciones, feminicidios. Una sensación como de que el mundo estaba por finalizar. Pero no sucedió. Lo único que se termina es el año, a quien muchos dan por muerto aunque todavía le restan dos meses.
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Me pregunto si, aun cuando no celebraste el día de muertos durante tu vida, vendrías a visitar la ofrenda que te puse. Elijo creer que sí e imagino tu risa al mirar lo linda que quedó. Será la primera vez que comas pan de muerto y que huelas una cempasúchitl. Recorrerás las calles del barrio adornadas con papel picado y quizá algún perro pueda verte. Te encontrará tan bonita como siempre, con tu cabello largo y tu andar suave.
Ven a visitarnos el año que viene, te extrañamos mucho.
Yo quisiera si pudiera, ponerle puente a la mar...
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