13 de septiembre de 2011

rojo


Abrí los ojos, tenía la sensación lejana de tenerlo a mi lado. No sabía dónde estaba, me dolía el abdomen... todo era rojo; el sol estaba por morir. Una tarde cualquiera, música en la calle, la gente viajando en el transporte público con ansias de llegar pronto a casa y yo, caminando hacia ningún lugar.

Después de un rato no pude seguir, sentía que el corazón me palpitaba inútilmente. Paré y miré hacia atrás: las luces de las casas se comenzaban a prender, la gente caminaba sin miedo a la oscuridad porque ellas mismas irradiaban calor. Yo estaba fría, fría, fría... pensando en ÉL  y con su recuerdo vino también ELLA y  su risa sarcástica, sus dientes afilados... ella que me quitó la esperanza de ser feliz (cuando lo tomó de la mano y se lo llevó para siempre, ¡Oh, amor, ¿por qué me olvidaste?).

Caí, (no, no. no) sin él no tengo ninguna luz, sin él no puedo enfrentarme a esta oscuridad. Mi cuerpo estaba húmedo (no, no, no) el abdomen me dolía, lo toqué. Mis manos teñidas de rojo lo confirmaron: mi corazón palpitaba inútilmente. Miré al cielo. ¡qué rojo tan bello! (parecido a mi alma desangrandose)... un rojo a punto de morir (¡llévame contigo!) ¿por qué de pronto sentí tanta felicidad?

Sonreí y cerré los ojos, qué fortuna poder morir junto con el sol.

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