Mis ojos, que no veían más que sombras, despertaron con el destello de tu imagen. Un desayuno contigo, comenzar el día mirándote, intentando ver el mundo desde esos tus ojos creadores.
Cómo me gustaría destejerte, analizarte; separarte en pedacitos pequeños y estudiarte, escucharte todo el día... convertirte en una muñeca y llevarte conmigo por la ciudad.
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