22 de agosto de 2015

Mon petit chat

A un río...


Pequeño gatito, ven. Acomódate en mis piernas. En mi abrazo no tendrás más miedo. Duerme conmigo. Soñaré que soy la mujer más valiente del mundo y tú soñarás que caminas en la playa. Nos encontraremos en el sueño, pero al día siguiente no lo recordaremos.

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Me reflejo en el agua, me reflejo en tus ojos. Eres río que corre simple, que sonríe natural. Como la ciudad despertando, como tomar un café instantáneo en el estacionamiento. Con los ojos bien abiertos, con las palabras claras. Qué abismo te separa de las telarañas que me apresan el corazón: el poeta que de tanto tejer palabras quedó preso en un poema. Me miras y sonríes. Simple. Con tus manos grandes me ayudas a deshacer los nudos... sanas mis heridas.

Pequeña luna entre tus brazos.

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Las calles del centro, el amanecer, la mañana entra de a poquito en el corazón. Como perderse en tus ojos. Uno, dos, tres segundos. Ojalá un instante se pudiera extender como chicle. Tan largo como quisiera. Hasta que se rompa. Hasta que la mañana se acabe y de pronto, llegue la noche.

Luego me acuerdo que todos tenemos un pedacito de oscuridad adentro y me tranquilizo. Cada que me besas sucede un eclipse solar: cierro los ojos, se hace de noche y alcanzo a mirar las estrellas. Luego vuelve a amanecer y ahí estás tú. Cálido. Como si sólo hubiese pasado un instante y no un viaje espacial... especial.

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Tengo tantas ganas de ti. Una dosis fuerte. Como cuando el café hace efecto, como el mezcal atravezando la garganta, el estómago, la cabeza. Borracha de amor, de desespero... las calles llenas de enamorados. Tú no estás aquí. Café con leche, así te gusta. A mi no mucho. Lo prefiero americano. No muy cargado. Si estuvieras aquí no haría falta ponerle azúcar. 

Dónde estas corazón. En las calles nocturnas vacías del rumor diurno que tanto me recuerda a ti. Por qué te tenias que ir de mi sueño... cuando todo comenzaba.

"No te pierdas. Si encontrarte fue difícil, reencontrarte será imposible".

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Lanzo un barquito de papel... río abajo. Le escribí encima algunas palabras que guardaba mi corazón. No es un mensaje, más bien son letras viajeras en búsqeda de nuevos rumbos. Qué tristeza verlas partir. Pero es preciso... ¿Recuerdas? Para nacer hay que morir primero. Y yo morí cuando miré el atardecer en tus ojos (mi propio reflejo). Mon petit chat. ¿Por qué las cosas no son fáciles? ¿Por qué desperté antes de que amaneciera? ¿Por qué no puedo negar la noche que me inunda el alma? 

"Al final eres como el atardecer. Sólo duras un instante".

Ricardo-Río

1 comentario:

  1. Yeah ! fue como una lectura y cafeconleche. sólo los viejitos amamos el cafeconleche ...

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